Grazia Maria Cosima Damiana Deledda, conocida como Grazia Deledda (1871-1936), fue una novelista y poeta italiana que ganó el Premio Nobel de Literatura en 1926. Fue la segunda mujer en recibir este galardón, después de la sueca Selma Lagerlöf. 

Deledda nació en la localidad de Nuoro, en la isla de Cerdeña, el 28 de septiembre de 1871, en el seno de una familia numerosa y acomodada. Su padre, Giovanni Antonio Deledda, licenciado en Derecho, no ejerció como abogado, sino que fue un pequeño empresario y terrateniente, además de poeta aficionado, y el alcalde de Nuoro en 1892.

Su madre, Francesca Cambosu, fue una mujer muy religiosa que educó a sus siete hijos —Grazia fue la quinta— siguiendo la moral religiosa de forma estricta. Dado que las costumbres de la época dictaban que las niñas solo podían cursar la escuela primaria, tras completar estos estudios Deledda recibió clases particulares del profesor Pietro Ganga, docente de lengua italiana, latín y griego, que además hablaba francés, alemán, portugués y castellano. Más adelante, Deledda continuó con su formación de manera autodidacta.

Grazia Deledda tuvo que enfrentarse a la sociedad para dedicarse a las letras, y es que en la pequeña y cerrada Nuoro, el destino de la mujer no iba más allá de «hijos y casa, casa e hijos». 

Empezó a destacar como escritora con la publicación de algunos relatos en la revista L'ultima moda y se considera que su primera obra de éxito fue En el azul (1890). Cinco años después, en 1895, publicaría otra de sus obras destacadas, Almas honestas.

En 1899, Grazia Deledda conoció a Palmiro Medesani, funcionario del Ministerio de Economía y Finanzas, con quien se casó al año siguiente y con quien tendría dos hijos. El matrimonio se trasladó poco después a Roma y Medesani dejó su empleo como funcionario para acompañar y asistir a su esposa en su labor como escritora. De hecho, Medesani estableció contactos con autores y editoriales del extranjero para conseguir que las obras de Deledda se tradujeran y se publicaran en otros idiomas, por lo que se erigió en una especie de precursor de los agentes literarios. 

Su obra recibió los elogios de escritores como Luigi Capuana y Giovanni Verga, entre otros, y en 1926 recibió el Premio Nobel de Literatura por «sus escritos de inspiración idealista que retratan con claridad plástica la vida en su isla natal y tratan con profundidad y simpatía los problemas humanos en general», según el Comité del Premio Nobel de Literatura. El veredicto despertó recelos entre escritores contemporáneos por el hecho de que hubiera sido ella, una mujer, la ganadora. 

Además de novelas y poesía, Deledda también escribió algunas obras de teatro y debutó como dramaturga en el teatro Argentina de Roma con La hiedra, basada en su novela homónima.

Deledda fue un exponente del realismo y supo plasmar la decadencia de algunas familias de la época. En su narrativa retrata la ética patriarcal en el entorno sardo y en las vivencias de sus personajes se revela una visión sobre el amor, el dolor y la muerte sobre la que planean el sentido del pecado, la culpa y la consciencia de una inevitable fatalidad. También existe un vínculo muy fuerte entre los lugares y los personajes y entre sus estados de ánimo y el paisaje. Asimismo, otros temas muy presentes son el bien y el mal, el sentimiento religioso y una ambientación muy realista en su Cerdeña natal, que, gracias a sus vívidas y poéticas descripciones, se convierte prácticamente en un personaje más de sus novelas. 

Deledda pasó de escribir en sardo a hacerlo en italiano, una lengua que le permitiría alcanzar un público mayor, tanto en su país como en el extranjero. Sin embargo, la propia Deledda reconocía que, por mucho que leyera en italiano, lo escribía mal, y es que estaba acostumbrada al sardo y a sus estructuras, pero logró tender un puente entre las dos lenguas que la acabó consagrando como una de las escritoras italianas más destacadas del siglo xx.

Algunas de sus novelas se adaptaron al cine, y es que sus descripciones y narraciones tienen un ritmo muy cinematográfico. Destacan películas de sus obras más conocidas como Cenizas, La hiedra, Amor rojo, Cañas al viento o Prohibido, esta última dirigida por Mario Monicelli. 

En sus últimos años de vida, Grazia Deledda sufrió un tumor en el pecho, pero no dejó de escribir hasta el final de sus días. Falleció en Roma en 1936. Inicialmente, la enterraron en el cementerio comunal monumental Campo Verano, pero en 1959 sus restos se trasladaron a su Nuoro natal por petición de sus familiares. Desde entonces, descansan en la iglesia de la Virgen de la Soledad, a los pies del monte Ortobene. 

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