Kanikosen en The Telegraph
09/02/2010

Los jóvenes japoneses se vuelven hacia el Partido Comunista tras decidir que el capitalismo les ha traicionado

Con sus brillantes escaparates y tiendas de diseño, la segunda economía mundial y un insaciable apetito por marcas de lujo, hasta ahora Japón era considerado la tierra del capitalismo emergente. Pero una oleada de desconten...

09/02/2010

Los jóvenes japoneses se vuelven hacia el Partido Comunista tras decidir que el capitalismo les ha traicionado

Con sus brillantes escaparates y tiendas de diseño, la segunda economía mundial y un insaciable apetito por marcas de lujo, hasta ahora Japón era considerado la tierra del capitalismo emergente. Pero una oleada de descontento entre sus trabajadores más jóvenes está activando un cambio radical en el paisaje político: el comunismo vuelve a estar de moda.

Muchos japoneses asisten a la erosión de la seguridad económica, a la violación de sus derechos laborales y al estancamiento de las decisiones políticas. ¿Su reacción? Engrosar las filas del Partido Comunista japonés, la cuarta formación política del país. Las afiliaciones se han incrementado hasta alcanzar los 415.000 nuevos miembros. Una novela clásica del movimiento proletario encabeza la lista de los best sellers, y los mangas de orientación comunista disfrutan de un éxito arrollador. 

Otra señal de la desafección de los jóvenes japoneses –más conocidos en los últimos años por su apatía política que por su celo revolucionario- es la creciente frecuencia de las manifestaciones obreras por las calles de la capital.

A principios de este mes, más de cinco mil japoneses desfilaron por las calles del centro de Tokyo para expresar su descontento por las condiciones laborales. La inseguridad financiera, los despidos masivos y la insatisfacción social que causará la actual crisis crediticia no harán sino incrementar las filas de los comunistas aún más.
Los líderes de este movimiento hacia la izquierda son jóvenes de entre veinte y treinta años, cada vez más decepcionados con los cambios en la legislación laboral, situación que responsabilizan del angustioso clima de inseguridad. Más del 44% de la población activa tiene trabajos a tiempo parcial, y el auge de los trabajos temporales ha creado una generación de free-lancers que se encuentran permanentemente entre empleos pero sin seguridad económica.

Kimitoshi Morihara, el director adjunto de la oficina internacional del Partido Comunista japonés, declaró: «Las condiciones de trabajo han cambiado drásticamente para las jóvenes generaciones, especialmente a partir del 2002, cuando se aprobó la nueva legislación laboral.»

Más de un japonés entre tres tiene un trabajo temporal, sin derechos, sin seguridad y sin futuro. «El clima político en Japón está cambiando, y hay cada vez más japoneses concienciados, porque los partidos han abandonado su responsabilidad en estos temas». El regreso de la izquierda política en Japón llega justo cuando Japón se enfrenta a unas elecciones generales en los próximos meses, después del impasse parlamentario que desembocó en la dimisión de Yasuo Fukuda, el tercer primer ministro que ha tenido el país en menos de tres años.

El sistema político de Japón, tachado por algunos de esclerótico, permitió que el actual partido en el gobierno, el Partido Liberal Demócrata, se mantuviera en el poder durante casi cinco décadas consecutivas, aunque su capacidad de maniobra se redujo sensiblemente el año pasado cuando el principal partido de la oposición se hizo con el control de la cámara legislativa.

Los movimientos comunistas japoneses, por contra, están desplegando todas las herramientas del moderno siglo XXI, y dónde páginas web y videos on-line desempeñan un papel esencial.

El carismático presidente del partido, Kazuo Shii, desató una oleada de nuevas afiliaciones después de un vibrante discurso en el que atacó la «explotación» de los jóvenes trabajadores. El video del discurso se ha convertido en visionado obligado entre las filas de los jóvenes japoneses.

Ataviado con su traje gris y discretas gafas, el señor Shii, un hombre de 54 años, difícilmente encaja en los estereotipos revolucionarios convencionales. Sin embargo, después de ocho años a la cabeza del partido se ha convertido en una personalidad de gran relevancia y muy buscada por los medios de comunicación.

Entre los que siguieron su llamado se encuentra Miki Tomohiro, un escritor free-lance de 34 años de la ciudad de Fukutsu, de la prefectura de Fukuoka. «Cuando escuché al señor Shii, sentí que estaba denunciando al capitalismo en su estado más salvaje», afirma. «Busqué en Internet más información sobre su partido para afiliarme». Oomori Shuji, de 30 años, un trabajador temporal de Toyota, de la prefectura de Aichi, que se unió al partido el pasado mes de junio, dice: «Desde que me licencié jamás he podido conseguir un empleo fijo. En un taller del partido, descubrí la realidad de los trabajadores temporales y los obreros pobres, que no tienen seguridad social ni ningún tipo de protección, y a los que siempre es más fácil despedir».

«El partido se preocupa por la terrible situación de estos jóvenes, de sus aspiraciones laborales y sus condiciones de vida. Y tiene políticas concretas al respecto». Otra señal de la creciente recuperación de la izquierda tradicional es la popularidad de la novela clásica Kanikosen, una historia acerca de los jornaleros y pescadores de un buque factoría que se rebelan contra sus patronos opresores.

Casi después de ocho décadas, pues el libro fue escrito en 1929 por Takiji Kobayashi, las ventas del libro han pasado de unos 5.000 ejemplares anuales hasta casi superar el medio millón solamente este año, catapultándolo inesperadamente a la lista de los más vendidos. El autor es un comunista que fue torturado hasta la muerte por su ideología política. Murió a los 29 años.

Una versión «manga» de la misma historia también está teniendo gran éxito entre los jóvenes japoneses, y lleva ya casi 200.000 ejemplares vendidos este año. El editor de la versión «manga» afirma que «el éxito de la historia consiste en que representa de forma muy realista las condiciones y la precariedad de los nuevos pobres de hoy en día».

«No pueden ser felices ni alcanzan una estabilidad económica por muy duro que trabajen. La gente joven que hoy en día cobra salarios míseros y a pesar de su esfuerzo no sale del pozo se identifican con los marineros maltratados del relato Kanikosen». Kyudo Takahashi, de 31 años, escritor free-lance de Tokyo, atribuye la popularidad de la historia al creciente sentido de desorientación y no-pertenencia a ninguna clase social que sienten los jóvenes.

«Kanikosen era un clásico, un libro que uno lee de pequeño en la escuela pero no se comprende en ese momento», afirma. «Ahora, volvemos a él porque lo entendemos, porque estamos frustrados con nuestro gobierno».

«En el libro se cuenta la historia de un grupo de trabajadores explotados. No les tratan como si fueran personas, sino como vacas en una fábrica de hamburguesas, y así es como se sienten muchas personas hoy en día. Cuando encontramos trabajo, alguien siempre nos explota y cuando miramos al futuro sólo hay precariedad e incertidumbre».

Danielle Demetriou 
The Telegraph
17 de octubre de 2008

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