Augustus Carp: "¿Quién vigila a los vigilantes de la moral?"
12/12/2012

"Un libro que enlaza con la tradición de Jonathan Swift, P.G. Wodehouse o Tom Sharpe".

 

 

Desde que existe la literatura como tal, el humor ha sido un mecanismo ideal para darle forma. Primero lo es por su capacidad para atraer y divertir al lector, y por otra parte, no menos importante, por su condición de subterfugio para poder a...

12/12/2012

"Un libro que enlaza con la tradición de Jonathan Swift, P.G. Wodehouse o Tom Sharpe".

 

 

Desde que existe la literatura como tal, el humor ha sido un mecanismo ideal para darle forma. Primero lo es por su capacidad para atraer y divertir al lector, y por otra parte, no menos importante, por su condición de subterfugio para poder abarcar temas que de otra forma no podrían ser tocados o de hacerlo sería de una forma menos incipiente.

“Augustus Carp” está escrita en 1924, un dato importante y revelador a la hora de reconocer su mérito y valentía para reflexionar y adentrarse en diversos temas. No obstante el escrito no fue firmado en el momento de su publicación. Más tarde fue revelada su autoría, que correspondía a Sir Hnery Howarth Bashford, médico del rey Jorge VI de Reino Unido. Ahora es Ático de los Libros quien lo publica en castellano y acompañado de las ilustraciones que adornaban el original, realizadas por Marjorie Blood, “Robin”.

El libro, principalmente, lo que hace en esencia es narrar la evolución de un niño, llamado igual que el título de la obra, hasta su madurez. Pero evidentemente son muchos matices y peculiaridades las que contiene la historia. El joven, para empezar, es poseedor de una muy frágil salud. Además, junto a su padre, son presentados como rectos seguidores de una moral religiosa, sustentada sobre unos, a priori, inquebrantables valores morales.

En el desarrollo de su biografía vamos descubriendo como sus creencias (aplicables también a su progenitor), que incluye “militar” en asociaciones contra el alcohol y las ofensivas compañías teatrales, no parecen estar reñidas con el clasismo, el machismo (escalofriante el trato que sufre la madre) y por encima de todo medrar todo lo posible para intentar escalar en el status social, su principal preocupación a la larga. No habrá remordimientos (ni humanos ni divinos), muy al contrario, por el rastro de “cadáveres” que dejan a su paso en tales aspiraciones.

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